Este tipo de Berlín siempre supo que era un cerdo. Al principio le costó encontrar hombres con los que hacer planes sexuales de obediencia y luego, gradualmente, su libreta de direcciones creció y encontró hombres muy atractivos y ningún tabú con el que hacer sesiones de puño y BDSM muy fuertes. Allí pasa toda la noche con un hombre que lo hará sentir como nunca antes explorando su trasero en profundidad antes de bombearlo con la ventaja de una lluvia dorada. No hay un juicio justo de placer.